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jueves, 9 de junio de 2011

Arte urbano para prevenir la violencia

Publicado en Diario Los Andes, 9 de junio de 2011



Por Martín Appiolaza y Dragón (Alejandro Fernández)

Los jóvenes están en la mira cuando se habla de violencia y por eso se busca controlarlos. También se silencian expresiones culturales que forman ciudadanos, como el hip hop.

Hay grupos de niños, niñas y jóvenes con aspectos, gustos y códigos comunes. Sobresalen sobre la media de la rutina diaria: los hubo petiteros y tangueros, los hay hip hoperos y rolingas. Son las culturas urbanas, comunidades emocionales y de agregación. Son respuestas al modo de construcción de ciudadanía en la sociedad post industrial, que integra a partir de las expectativas de consumo pero excluye ante la evidencia que no todos pueden comprar lo que se les invita a desear.
Es la sociedad bulímica que devora culturalmente pero vomita desde lo económico. La tensión entre deseos y medios disponibles para satisfacerlas (como la educación y el trabajo) genera conductas que pueden ser consideradas transgresoras; tomar atajos que a veces llevan a lo delictivo.
Las culturas urbanas pueden ayudar a satisfacer los deseos de reconocimientos y respeto evitando lo ilícito, aunque a veces son perseguidas y consideradas criminales. Pueden ser una respuesta que facilite la cohesión frente a la bulimia social, creando subjetividades, articulando grupos juveniles capaces de gestionar conflictos y conquistar sus propios derechos. Éste es su gran valor.
Los jóvenes animan las culturas urbanas. La juventud no existe desde siempre ni siempre ha sido igual: es una construcción social que va tomando forma en las disputas entre jóvenes y adultos. Es decir, la juventud no es una creación divina sino el producto de tensiones y luchas por derechos entre grupos sociales diversos. Algunos grupos y culturas urbanas están cargados con estos conflictos que incluso movilizaron a algunos de nuestros próceres y ayudan a los jóvenes a sobreponerse a un orden de lo social en el que generalmente quedan postergados.

El arte del cambio
El hip hop es un movimiento cultural urbano surgido en los entornos segregados de Nueva York en los años '70, que expulsaba hacia la marginalidad geográfica y económica a las comunidades migrantes más pobres y a distintos grupos raciales. Nació en el Bronx cuando ya habían sido asesinados los referentes del movimiento por los derechos de los negros como Martin Luther King y Malcolm X, en medio de una fuerte política gubernamental de control racial y social implementada en nombre de la "seguridad".
Como cuenta Afrika Baambaata, el padrino del hip hop, el movimiento surgió en el contexto de encierro en los guetos con alto nivel de violencia entre los grupos juveniles. Aprendieron de los movimientos por los derechos civiles. Así, se transformó en una herramienta que les permitió resolver las peleas y conflictos sin violencia, reafirmar las identidades y tomar conciencia sobre los problemas de las comunidades. Los jóvenes empujaron los cambios valiéndose del movimiento cultural.
Muchos de los principios que rigen la cultura del hip hop están en la llamada "declaración de paz". Sostiene que: el hip hop representa la conciencia independiente, respeta la vida y se opone a la discriminación de cualquier tipo, respeta las leyes y culturas, apuesta por el auto reconocimiento y la autoestima. Los hip hoperos deben compartir recursos entre ellos. La esencia de la cultura va más allá del entretenimiento, por eso se declara en contra de formas de delitos, violencias y guerras.
El hip hop, como género cultural, está compuesto por cuatro elementos: el break-dance que es el baile; el rap como expresión poética musical; el DJ que genera ritmos y melodías fragmentando y combinando grabaciones musicales y el graffiti, que es la expresión pictórica.
El relato oficial en voz de Baambaata cuenta que los elementos fueron evolucionando en las calles de los barrios bajos, en las fiestas improvisadas en tiempos en que las comunidades estaban sitiadas por las políticas segregacionistas similares a las que se producen en muchas de nuestras ciudades.

Culturas urbanas para prevenir la violencia
El hip hop se ha extendido por el mundo y se ha diversificado: se combinó con otros géneros, se convirtió en negocio discográfico, en movimiento social, en motivo de persecuciones, en símbolo de juventudes, en fenómeno contracultural y a veces en producto de diseño para el mercado que demanda violencia estereotipada. Tiene un aspecto que es muy importante para entender por qué puede contribuir a prevenir la violencia y el delito: el hip hop apuesta a la conciencia social.
Conocer la propia cultura y la situación social en el barrio o la comunidad es un valor importante en la tradición de este movimiento cultural. Pero, además, permite expresarse a través del arte a cualquiera ya que no se necesita más que talento y esfuerzo. Tiene compromiso con el cambio: los niños, niñas y jóvenes artistas demuestran capacidad para organizar eventos, proyectos y se movilizan por causas que van más allá de la diversión.
Resumiendo: el arte urbano permite expresarse al que quiere. Los jóvenes artistas son recompensados en su grupo con reconocimiento y respeto. Se van construyendo como ciudadanos aprendiendo y asumiendo compromisos por solucionar los problemas de sus comunidades y propios; entienden que todo logro es a partir del esfuerzo individual pero en cooperación con otros. Lo pueden decir quienes trabajan con comunidades vulnerables: estos aportes compensan necesidades frecuentes entre los más afectados por la violencia.
El potencial incluyente de la cultura y sus posibilidades para resolver conflictos es una herramienta de transformación en aquellas comunidades más afectadas por la violencia, expresadas a través de las privaciones económicas, la segregación y la violencia institucional. Existen muchas iniciativas que desde el hip hop trabajan para el cambio de esas condiciones de exclusión violenta, apostando a construir una juventud protagonista. Proyectos como el de Fundación Ayara en Bogotá; Afroreggae en Río de Janeiro, Manifesto en Canadá, son buenos ejemplos.

Una historia local
La conversación en un seminario sobre prevención de la violencia juvenil llegó al café de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNCuyo originando un documental. "Hip Hop: el 5to elemento" buscó dar visibilidad a los jóvenes artistas urbanos de Mendoza que se desarrollan en barrios pobres, que no son reconocidos adecuadamente por sus talentos y sus obras. El proceso de producción del documental movilizó el compromiso de muchos artistas callejeros y llevó a crear la Cooperativa del Hip Hop: organización cultural que enseña arte y derechos humanos en sus barrios populares como herramientas de transformación social.
Arrancó con fondos de Extensión Universitaria de la UNCuyo para consolidar el grupo, sus conocimientos, organizar talleres comunitarios y hacer incidencia social intentando revertir las prácticas discriminatorias contra niños, niñas y jóvenes. Sumó alianzas con cuatro municipios del Gran Mendoza, la Dirección de Derechos Humanos de Mendoza y el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo.
El movimiento del hip hop en Mendoza tiene dos décadas de vigencia. Ha tenido momentos de alto despliegue y otros de vida latente. Los grupos o crew tienen un fuerte arraigo territorial, con discursos centrados en la denuncia de la injusticia, la representación del barrio pero con dificultades para articular proyectos comunes. Subyace en muchos la esperanza de "triunfar", de convertirse en artistas reconocidos y ganar dinero. Otros adhieren con más énfasis a los principios de la cultura y al compromiso por el cambio social.
El hip hop es una herramienta valiosa para los niños, niñas y jóvenes en la sociedad excluyente. La cultura reflexiona sobre las condiciones de exclusión, contribuye a prevenir la violencia entre los miembros, tiene capacidad de articular y movilizar por el cambio. En la tradición de políticas orientadas a las juventudes, especialmente las que se ocupan de los grupos afectados por la violencia, predomina el enfoque de control.
Es frecuente que los grupos de artistas urbanos sean considerados "sospechosos" y detenidos por las fuerzas de seguridad o expulsadas de los espacios públicos (aunque, como en cualquier grupo no es un santuario). Pero hay posibilidades de cambiar las políticas hacia la juventud. Se puede construir juventudes emancipadas considerándolas personas plenas, con derechos y comprometiéndolos como actores de la mejora de la sociedad.
Esto es posible reconociéndolos y fortaleciéndolos como individuos y como organizaciones con compromisos colectivos, contribuyendo a crear las condiciones para la real inclusión. Así estaremos ayudando a prevenir la violencia y el delito.

viernes, 10 de septiembre de 2010

miércoles, 23 de junio de 2010

Talleres de Hip hop para niños de zonas vulnerables

Se trata del Proyecto Cooperativa del Hip Hop: arte urbano para la inclusión, nodiscriminación y prevención de la violencia en comunidades juveniles vulnerables que forma parte de los Proyectos Sociales de Extensión “Prof. Mauricio López”  que lleva adelante la Secretaría de Extensión Universitaria de la UNCuyo.

Publicado por Secretaría de Extensión Universitaria de la Universidad Nacional de Cuyo


El proyecto surge de la iniciativa de artistas de hip-hop, rap, break dance y graffiteros que viven en zonas vulnerables, de acercar a otros jóvenes de sus comunidades al hip-hop como una herramienta cultural de inclusión. Asimismo, la inquietud de estos artistas se debe a la violencia que afecta especialmente a niños, niñas y jóvenes de comunidades dispersas en los barrios del Gran Mendoza, acentuando la discriminación que da origen a esa violencia.
El equipo de extensionistas está integrado por docentes, graduados y estudiantes de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, de Artes y Diseño y por representantes de las diferentes manifestaciones del hip-hop en Mendoza. Además, participan del Proyecto el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi), Acción Ciudadana (Favim), la Subsecretaria de Relaciones con la Comunidad del Ministerio de Seguridad de Mendoza, la Dirección de Derechos Humanos del Ministerio de Gobierno, Justicia y Derechos Humanos de Mendoza y las Municipalidades de Maipú, Las Heras, Guaymallén, Godoy Cruz y Capital.
Los extensionistas priorizaron el hip-hop por ser una de las formas elegidas por niños, niñas y jóvenes de comunidades vulnerables porque les permite entender las prácticas de violencia discriminatorias, expresarse y por lo tanto impulsar cambios.
Martin Appiolaza, sub-coordinador del proyecto, expresó que el Proyecto “consiste en la realización de talleres productivos del que participarán niños y jóvenes de zonas vulnerables del gran Mendoza en los que aprenderán sobre los componentes del hip-hop: rap, break dance y graffitis”. Los mismos se realizarán en la sede de los municipios participantes del Proyecto con los chicos que residan en la zona.

lunes, 16 de noviembre de 2009

Iluminados por la subcultura




Diario Los Andeslunes, 16 de noviembre de 2009

Hoy, se presentará en el cine Universidad el documental “Hip Hop Quinto Elemento”, realizado por Martín Appiolaza y Dany Pacheco. Un panorama detallado del género contestatario y su resistencia en Mendoza.


Un paneo por los márgenes arrojó la evidencia: el hip hop vive digno en los barrios y en el cinturón que rodea la city pero rara vez se acerca al centro, salvo en su modo más nómade o cool.

Digamos: es raro que los hiphoperos locales - esos que tienen a La Gloria, La Favorita o La Estanzuela como patria chica-, circulen y se pongan a rapear en el kilómetro cero, aunque cerca de allí se crucen cada tanto algunos b-boys (breakdancers) con estencileros y skaters.

¿Cuál es, entonces, la frontera cultural? “Una pared de vidrio”, señala Martín Appiolaza (investigador especialista en seguridad e inclusión social), “ésa que se alza con discriminación, con averiguación de antecedentes por portación de cara y con la clásica indiferencia”.

Hay que saber que Appiolaza no opina de afuera: sabe que los chicos como Dragón o RC prefieren más bien destilar su verba combativa en recitales en los que el mensaje cale hondo. En su forma personal de hacer poesía de ruptura sin sutura. “Y no exponerse al mote de ‘tribu urbana’ para terminar inventariados”.

Lejos de guionar el estereotipo, el documental tira, escena por escena, preguntas de careo social: “¿Qué piensan estos jóvenes que frecuentemente son identificados con delincuentes? ¿Qué está pasando con estas formas de cultura en Mendoza? ¿Son aceptadas o perseguidas? ¿Son una alternativa para la violencia? ¿Estamos discriminando en nombre de la seguridad? ¿Esto ayuda o empeora?”.

La cámara de Dany Pacheco, pues, lee la ciudad desde este desafío. Y lo hace con profundidad y ritmo. Cero bostezo.

De modo que, durante 45 minutos, veremos en pantalla la movida nativa del hip hop. Y todo lo que esto pone, junto, a circular en las líneas de fuga del street art: grafiti, breakdance, DJ y raperos. “Los cuatro principales elemento del género, que se han convertido universalmente en defensores de la prevención de la violencia y el delito, de la expresión de los menos escuchados”, resumen los documentalistas.

Claro que antes del REC hubo un hecho puntual e inspirador: “a principio de año, dictamos un posgrado sobre seguridad”, rebobina Martín, “fue en ese curso que surgió el tema del caso Chandía”.

Paréntesis: Jonathan Chandía era un b-boy famoso dentro de esta sub-escena local, lo detuvieron el día de su cumpleaños número 20, la policía lo cercó como sospechoso de asalto, y lo mató el arma del oficial con un disparo fácil y atroz, homicidio).

Al retomar, Martín se entusiasma:“Estábamos discutiendo el caso cuando justo apareció Diego Chandía, el hermano de Jonathan, que ese día lo vio morir. Él nos contó una serie de cosas que nos abrieron la perspectiva del hip hop como herramienta de inclusión, como sublimación de odio, como mediación de conflictos”. Cosas: como que los primeros exponentes en Mendoza se hicieron notar a partir del ’95, como que desde entonces las calles de tierra se regaron con música revolucionaria.

Así, Appiolaza y Pacheco filmaron esta experiencia, con la idea firme de “darle voz a los jóvenes”. Aparte, el film quiere dar cuenta de esa movida que se está gestando como una suerte de retreta urbana. Por estos días, los chicos se arremangan para formar la ‘cooperativa del hip hop’: un proyecto que intenta potenciar el llamado del arte en las mentes que se saben excluidas. “No como placebo, sí como energía de transformación”, advierten.

Ese trabajo de rastreo barrial y polifonía (basado en flashes de historias) es el que se presenta hoy a las 22 en el cine Universidad. Eso sí, la invitación se extiende al set hiphopero que inmediatamente después encenderán Dragón y RC, en cuyas líricas se rima lo argentino, lo latino, lo explotado.

Más otras voces, de chicas hiphoperas como Yanina Kamikaze y chicos sorprendentes como Místico, que sumarán su testimonio rítmico desde la pantalla. Muchas caras, mucha actitud. Pirotecnia verbal que culminará en debate sobre “Culturas urbanas, juventudes y prevención de la violencia”. Están avisados. Mariana Guzzante - mguzzante@losandes.com.ar 



Ficha



“Hip Hop: el quinto elemento”

Día y hora: Hoy, a las 22.

Lugar: Cine de la Universidad (Lavalle 77).

La proyección será gratuita.

El evento es organizado por la Secretaría de Extensión Universitaria de la UNCuyo, como parte del ciclo “La Universidad en el Debate Social”.


Auspician: el Instituto Latinoamericano de Seguridad y Democracia, Acción Ciudadana Favim, INADI-Mendoza y el Centro de Estudios de Seguridad Urbana.


Estrenan un documental sobre el hip hop y los jóvenes de Mendoza

Diario UNO
info@diariouno.net.ar

Hoy a las 22 en el cine de la Universidad (Lavalle 77) se presentará el documental Hip hop: el 5º elemento, de Martín Appiolaza y Dany Pacheco. La proyección estará acompañada por un debate sobre “Culturas urbanas, juventudes y prevención de la violencia” a cargo de funcionarios y especialistas.

Este documental busca, según sus responsables, “darles a voz a los jóvenes, la mayoría de barrios pobres, muchas víctimas de discriminación y temor por razones de apariencia”. Algunos de los temas que trata esta producción audiovisual son el arte urbano, las culturas juveniles, el hip hop como forma de expresión y prevención de la violencia y la discriminación.

Mendoza, según el Censo Nacional del Instituto contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi), discrimina especialmente a este tipo de jóvenes.

En la película se cuenta la historia local de este movimiento cultural que nació entre los jóvenes pobres y discriminados de otras latitudes. Grafitis, breakdance, DJ y raperos, los cuatro principales elementos del hip hop, se han convertido universalmente en defensores de la prevención de la violencia y el delito, de la expresión de los menos escuchados, la no discriminación y búsqueda de mejores condiciones de vida.

“La idea es darle protagonismo a muchos jóvenes discriminados”

ENTREVISTA A MARTÍN APPIOLAZA



El Sol Diario

Los amantes de las culturas urbana podrán disfrutar hoy de "Hip Hop: el 5to elemento", un documental que busca darle voz a los jóvenes, la mayoría de barrios pobres. Habla uno de los directores del material.
Natalia Mantineo  




Esta noche a las 22 en las instalaciones del cine de la Universidad (Lavalle 77), se presentará el documental mendocino Hip Hop: el 5to elemento, de Martín Appiolaza y Dany Pacheco. La proyección será con entrada libre y gratuita. Al finalizar la exhibición habrá un debate sobre: Culturas urbanas, juventudes y prevención de la violencia con la opinión de especialistas y funcionarios.
La función es organizada por la Secretaría de Extensión Universitaria de la UNCuyo, como parte del ciclo La Universidad en el Debate Social. Auspician el Instituto Latinoamericano de Seguridad y Democracia, Acción Ciudadana Favim, INADI-Mendoza y el Centro de Estudios de Seguridad Urbana y adhiere La Cooperativa del Hip Hop.


Antes del estreno,"El Sol" dialogó con Martín Appiolaza, uno de los directores, quien brindó detalles de la iniciativa visual.

¿En qué consiste Hip Hop: el 5to elemento?
La idea surgió de un Posgrado que estaba realizando en la facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNCuyo sobre Violencia y cultura juveniles. Hay una línea de trabajo nueva de relacionar culturas populares y arte urbano con prevensión del delito y de casualidad mientras hacíamos el seminario apareció Diego Chandía quien brindó detalles de lo que era el Hip hop, su cultura, y desde entonces empezamos a instruirnos más sobre la temática y nos pusimos en contacto con personas de los distintos elementos del Hip Hop de Mendoza, la mayoría de ellos provenientes de barrios pobres, muchas víctimas de discriminación y temor, por razones de apariencia. 


¿Cómo fue el proceso de realización y qué línea argumental maneja el documental?
Está dividido en dos partes, en la primera los pibes son los encargados de contar qué es el Hip Hop, qué significa para ellos, además explican los cuatro elementos principales del arte, sus bases: Breakdance, DJ, Rap y el grafitti. También surgen del documental temas como el arte urbano, las culturas juveniles, el hip hop como forma de expresión y prevención de la violencia. Pero especialmente la discriminación. Mendoza, según el Censo Nacional del Instituto contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI), discrimina especialmente a este tipo de jóvenes. Por otro lado, en la segunda parte del documental se habla sobre el 5to elemento que según Afrika Bambaataa, el teórico de la cultura es el Autoconocimiento, el conocimiento de los problemas de las comunidades, de uno mismo, el conocimiento de la cultura y tradición de uno mismo. Acá abordamos temáticas como discriminación, sus conflictos con la sociedad, se refleja el caso Chandía como un ejemplo de ello y se brindan detalles de lo que realmente significa este movimiento para este tipo de jóvenes.

¿Cómo director del filme, qué balance hacés del material?
Es un documental con objetivos estéticos no muy exigentes, tiene un estilo crudo, sin muchos artificios, usamos sólo una cámara, un trípode y un micrófono, usamos cortes duros, sin fundidos. Estéticamente también quisimos transmitir la ideología del Hip Hop: poder expresarse sin necesitar de grandes escenografías ni equipos tecnológicos, lo importante es decir lo que pasa, en ese sentido, el documental estéticamente no traiciona la cultura del Hip Hop y además cumple una función escencial que es darle voz a los pibes. El que ve el documental se va a encontrar con gente que tiene mucha más claridad conceptual y cultura que los que lo discriminan. En ese sentido ayuda a pensar que estamos discriminando a gente que tiene como objetivos, desde el arte, la inclusión, la no discriminación y la prevensión de la no violencia.

¿Creés que este tipo de movimiento cultural podría llegar a erradicar la violencia juvenil que afecta al país entero?
Totalmente. Hay muchos proyectos e iniciativas, con muy buenos resultados en el mundo, que trabajan desde las culturas urbanas para que los jóvenes puedan participar y expresarse. El negarle el derecho de participar y expresarse es una causal de violencia. A cualquiera que se le niegue la posibilidad de expresarse reacciona con violencia. Entonces, apoyar la expresión y animarse a escuchar lo diferente para luego incluir sus ideas es una buena forma de reducir la violencia. Los pibes conocen mucho más sobre las causas y las formas de cómo se manifiesta la violencia que los mismos especialista.

sábado, 14 de noviembre de 2009

Se viene un documental sobre culturas juveniles urbanas en Mendoza

 MDZoline

El lunes 16 de noviembre a las 22 en el Cine de la Universidad (Lavalle 77) se presentará el documental "Hip Hop: el 5to elemento", de Martín Appiolaza y Dany Pacheco. La proyección estará acompañada por un debate sobre "Culturas urbanas, juventudes y prevención de la violencia" a cargo de funcionarios y especialistas. El evento es organizado por la Secretaría de Extensión Universitaria de la UNCuyo, como parte del ciclo "La Universidad en el Debate Social". Mirá el video.

“Hip Hop: el 5to elemento” busca darle a voz a los jóvenes, la mayoría de barrios pobres, muchas víctimas de discriminación y temor, por razones de apariencia. Algunos de los temas que surgen del documental mendocino son el arte urbano, las culturas juveniles, el hip hop como forma de expresión y prevención de la violencia. Pero especialmente la discriminación. Mendoza, según el Censo Nacional del Instituto contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI), discrimina especialmente a este tipo de jóvenes.


¿Qué piensan estos jóvenes que frecuentemente son identificados con delincuentes? Cuentan historias del Hip Hop, un movimiento cultural que nació entre los jóvenes pobres y discriminados de otras latitudes. Graffiti, breakdance, Djs y raperos, los cuatro principales elemento del Hip Hop, se han convertido universalmente en defensores de la prevención de la violencia y el delito, de la expresión de los menos escuchados, la no discriminación y búsqueda de mejores condiciones de vida.
¿Qué está pasando con estas formas de cultura en Mendoza? ¿Son aceptadas o perseguidas? ¿Son una alternativa para la violencia? ¿Estamos discriminando en nombre de la seguridad? ¿Esto ayuda o empeora la convivencia? Estos son algunos de los temas de debate emergentes de la proyección. Opinarán Karina Ferraris delegada del INADI en Mendoza, el Subsecretario de Relaciones con la Comunidad del Ministerio de Seguridad, Erwin Cersósimo, la profesora Graciela Ocaña de la Universidad Nacional de Cuyo y Martín Appiolaza (director del documental y especialista en temas de seguridad urbana). Auspician el Instituto Latinoamericano de Seguridad y Democracia, Acción Ciudadana Favim, INADI-Mendoza y el Centro de Estudios de Seguridad Urbana.
El grupo del documental en Facebook está en: http://www.facebook.com/group.php?gid=111377919073&ref=ts

lunes, 10 de octubre de 1994

Entrevista a Mercedes Sosa: "El aplauso crea una responsabilidad permanente"

Publicada en Diario Los Andes, 10 de diciembre de 1994.

Por Martín Appiolaza. Ella está ahí, sentada, resistiendo la abrasadora siesta mendocina. La premisa es hurgar el baúl de sus recuerdos, arrancarle sin pudor algunas confesiones. Mercedes se presta gustosa.
Está exultante, feliz de llegar de nuevo a Mendoza, como aquella primera vez, recién casada con Mathus. Está feliz de cantar en la ciudad en que concibió a su hijo Fabián, donde vivieron los amigos de toda la vida, con quienes pasó los momentos más felices.
Desde el sillón exhala su belleza matriarcal, que inunda los alrededores. Entonces brota desde algún lugar muy escondido esa voz inconfundible, llena de matices, que recubre con algodón cada palabra. Impone sus tiempos. Crea un clima de confesiones imperdibles, que inhibe rumores. “Me gustaría venir a vivir a Mendoza”, afirma y esos ojitos se convierten en el centro del salón.
No se justifica tener una casa en Madrid. Prefiere, en cambio, tener su lugar en Mendoza. “Me gusta Mendoza, me parece bella. Me gusta la gente de Mendoza. Tienen otro ritmo de vida, se tratan con dulzura. Por ejemplo, cuando murió Armando (Tejada Gómez) lo velaron en la casa de Mendoza, a pesar que el gobierno no coincidía con sus ideas. A don Benito Marianetti le crearon una plaza. Hay una cosa entre ustedes tan extraordinaria, un pluralismo muy grande y eso me agrada.
“Generalmente los funcionarios se sienten omnipotentes y creen que la gente que no piensa igual no sirve. Pero sirve, no le sirve a ellos, pero sirve. Es importantísimo lo que hacen ustedes, es importante esta unidad de los mendocinos. Es importante reimprimir “Detrás del grito” de Iverna Codina, editar a Draghi Lucero. En Mendoza hay una onda que soñé siempre: la derecha debe ser culta y la izquierda también. La cultura es lo único que puede salvar un pueblo, lo único, porque la cultura permite ver la miseria y combatirla. La cultura permite distinguir lo que hay que cambiar y lo que se debe dejar, como la bondad de la gente, el compartir una empanada, un vino, el luchar cotidianamente para que una ciudad sea bella. Todo eso es Mendoza para mí”.

Años de bohemia
Para la tucumana ignota que por los ’60 soñaba con cantar, esta ciudad fue un paraje de sorpresas y descubrimientos. Aquí conoció los amigos de toda la vida, con quienes compartió su formación. “Todo lo aprendí aquí y cuando partí, lo hice más fortalecida” confiesa.
“Aquí conocí a muchos pintores, escultores, poetas, gente común que nos recibía en su casa y nos daba de comer, tomábamos vinos, componíamos canciones y nos sentíamos gente. Aquí me formaron intelectualmente, me mostraron las texturas, los óleos, los pasteles.
“Sabíamos ir con Tito Francia, Armando y Mathus a la casa de Iverna Codina. Recuerdo que en la puerta había una escultura de Lorenzo Domínguez, que siempre estaba con nosotros. También venía Antonio Di Benedetto, cuando salía del diario Los Andes. Recuerdo que eran noches de canciones, noches de poesía. Siempre tengo en la memoria aquellos años. A veces, cuando estoy mal, me reconforta recordar que caminábamos por la calle San Martín, desde Radio de Cuyo hasta la parada del ómnibus que nos llevaba a Luzuriaga. Siempre parábamos en Alcafé, nos encontrábamos con todos los chismes y si alguno tenía una fiesta, lo acompañábamos.
“Íbamos a un boliche que estaba al lado de la termina y como un plástico amigo había pintado las paredes, comíamos gratis. Comíamos nada: un fideo con un pedazo de carne, tomate y vino, mucho vino. Aquí aprendí a tomar vino y me costó bastante sacarme la costumbre de comer con vino”.
Construían largas charlas que destilaban bohemia, con las que se gestaba un movimiento que alborotó el folklore argentino. Los modestos sueños de entonces se sonrojarían al descubrir que los superó la realidad. “Soñábamos, pero nunca imaginé que la vida me iba a llevar tan lejos. Nunca llegué a soñar todo lo que me iba a pasar en la vida. Todo lo vivía en Mendoza”.

Las nuevas olas
Una recorrida por sus discos de los últimos diez años, delata la crecient5 presencia de obras de autores jóvenes, muchos de ellos poco conocidos. Mercedes Sosa siembra para que todos cosechemos. Apuesta por “esta nueva generación que me encanta. Me gustan estos seres que aman la música y la literatura. Son personas con las que me siento entre hermanos aunque no hablemos el mismo idioma. Estoy hablando de Becker, Faranturi, estoy hablando de Joan Báez en Estados Unidos, de tanta gente en América Latina como los Inti Illimani o Franco de Vita. También dentro del país hay gente con la que nos encontramos con la periodicidad que nos permite el trabajo, como Jairo, Víctor Heredia, León Gieco, Julia Zenko, Teresa Parodi, o Nacha Roldán, que ha sacado un disco hermoso que merece ser tenido en cuenta. Quiero a esta gente que graba folklore en el país, sin preocuparse por la plata”.
Mercedes, durante los últimos años ha trabado amistad con músicos jóvenes. Uno de ellos, Charly García, pasa por un mal momento. “Me preocupa Charly, porque es un gran compositor, una persona que tiene un talento enorme. Me gustan mucho sus discos. “La hija de la lágrima” es un pedido de auxilio”, musita con una voz ronca, muy honda, estremecedora, que despierta lágrimas de una chica que participa de la entrevista. “Le hablé hace poco a la casa y estaba bien, viendo televisión. Me dijo que grabáramos algo de Silvio Rodríguez, que ensayáramos algo. Como no hermano, le dije, te voy a volver a hablar. Pero mi vida es tan loca como la vida de él. A veces no tengo tiempo para nada. Es un desastre mi vida, no se qué he hecho para merecer ésto, pero el aplauso crea una responsabilidad permanentemente a la que no se puede renunciar. Es una responsabilidad sentirme punto de referencia o referente de algo”.