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miércoles, 8 de junio de 2011

Los ciudadanos peruanos votaron por el cambio


Por Martín Appiolaza Ganó Ollanta Humala, un nacionalista flojito de papeles. Ganó con equipos de izquierda, y el Brasil de Lula como modelo.
Martín Appiolaza (*) mail@martinappiolaza.com
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Cuando se confirmaba el triunfo del candidato de la izquierda, se quejó: ¿Cómo puede estar ganando el candidato del cambio, cuando la economía crece todos los días? El desorientado era Pablo Pedro Kuczynski, un economista neoliberal, candidato de la derecha, adversario de las políticas sociales que igualan derechos, amigo íntimo de las empresas exportadoras de materias primas. En algo tiene razón: la producción de riquezas creció en el Perú permanentemente en los últimos años.

Pero su rectilínea cabecita de funcionario del Fondo Monetario Internacional no está programada para comprender que el mercado no distribuye bien las riquezas. Concentra riquezas. Y por eso la gente votó el cambio. La economía ha crecido durante la última década en toda América latina. La demanda de materias primas alienta las exportaciones. Sin embargo, los indicadores sociales han mejorado más enfáticamente en algunos pocos países, justamente, los que han puesto énfasis en la inclusión social, apostando también a la redistribución de recursos.

Los argentinos lo aprendimos con Menem: el derrame de riquezas es una falacia, la taza nunca se llena y si no hay políticas activas para que el dinero se desparrame un poco, se concentra en pocas manos. En las mismas pocas manos. Y por eso, los peruanos votaron por el cambio. Viví en Perú. En Lima. En la pituca Miraflores, a la altura del mar. Es el corazón de la Lima blanca. La que acumula y no derrama. La que se resistió a la independencia. La que tiene pretensiones de primer mundo y cuartitos tamaño calabozo para las domésticas que llegan de la selva o de la sierra, escapando de la miseria, la violencia, el olvido. 


martes, 12 de abril de 2011

Una opción de extremos

Publicado en Diario Los Andes, 10 de abril de 2010

García no atendió el voto de una parte de la gente, que apoyó al militar sublevado que promete una reforma constitucional para cambiar el sistema político y económico.


Por Martín Appiolaza, especial para Los AndesLas noticias cuentan que el Perú llega dividido a la elección presidencial. Bueno, no es ninguna novedad. El Perú parece que siempre estuvo partido. Desde la colonia emergen una y otra vez las dificultades para construir un país para todos. Más igualitario. 

Son grietas profundas que emergen en extremos: la miseria, la riqueza y la corrupción, un capitalismo globalizado y la producción comunitaria, el racismo y la resistencia cultural, la violencia en todas sus formas y el crimen organizado se expanden allí donde el Estado moderno nunca llegó. Son problemas universales, pero en estos días el foco está puesto en el Perú que optará entre candidatos tan extremos como su historia.

La oferta electoral no suena muy tentadora. El favorito es un militar retirado, Humala, sospechado de violaciones a los derechos humanos y formado en la Escuela de las Américas, con un discurso nacionalista y énfasis en la atención de los problemas sociales. Lo siguen de cerca la hija del dictador Alberto Fujimori -a quien quiere indultar-, ahora preso por las atrocidades que cometió su gobierno.

Perú en la angustia: cambio democrático o reflujo autoritario

Publicada en El Sol On Line, 8 de abril de 2011


Por Martín Appiolaza* Las encuestas se inclinan hacia Ollanta Humala, un militar nacionalista impulsado por la izquierda. Del otro lado hay un abanico de centro derecha.


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La niebla entra a Lima en abril y se queda hasta fines de la primavera. Es una niebla espesa que se estaciona unos metros arriba de la ciudad. El sol tropical se vuelve una luz débil que alumbra los barrios más cercanos al mar. Los distritos pitucos de San Isidro, Miraflores, Magdalena, Surco, San Borja quedan impregnados por el frío húmedo. Este año tienen miedo a que esa niebla no se vaya, que la oscuridad de un nuevo gobierno autoritario se despliegue sobre todo el Perú.

Diez años de democracia es muy poco tiempo. Se mantiene fresco el recuerdo de la dictadura de Alberto Fijimori y Vladimiro Montesinos. El autogolpe para cerrar el parlamento y avanzar con las medidas neoliberales. La infinita corrupción. Los grupos de exterminio. Las matanzas y abusos de las fuerzas de seguridad contra su propia comunidad. Las alrededor de 60 mil víctimas de la represión contra Sendero Luminoso y su violencia inaudita. Un día, acosado por las denuncias y la oposición, el presidente se fue del país. Lo trajeron años después, extraditado, para juzgarlo y meterlo preso junto con sus colaboradores.

Pero no todos piensan que el "Chino" Fujimori fue un tirano y un ladronzuelo con ambiciones desmedidas. Algunos dicen que el golpe contra el Congreso fue necesario, que las violaciones a los derechos humanos fueron excesos y que las medidas económicas de ajuste fueron provechosas. Al menos, un 20 por ciento lo hace explícito al adelantar su voto: Keiko Fujimori, la hija del criminal, está segunda en intención de voto.

domingo, 24 de diciembre de 2006

Venezuela: Rumba, ron y revolución

Se habla tanto de Venezuela, que es difícil llegar sin prejuicios en el equipaje. En su ritmo Caribe, la gente vive un proceso político que genera amores y odios incondicionales. Hay cambios profundos y también dudas republicanas.

Por Martín Appiolaza. Publicada el 12 de noviembre del 2006 en el Diario Los Andes


Barrio alto de Caracas, enero del 2006 (Martín Appiolaza)

Rumba, ron y revolución. El calco cubre parte del parabrisa de uno de esos autos de los ’70, con motores de camión, que Detroit fabricaba antes de la crisis del petróleo. Pero la nafta sigue baratísima en Venezuela y el taxi se traga medio litro al salir picando de la playa del aeropuerto. El chofer está contento después de arreglar una tarifa acorde a la cara del pasajero: se sacó el día y con más clientes así pagará la cuota de la casa que “el presidente Chávez me dio ayer”.
Trepando hacia Caracas, la ruta caracolea entre villas y carteles de publicidad oficial (siempre con la cara del líder omnipresente). Al costado están las casillas sanitarias atendidas por médicos cubanos que trabajan en el proyecto oficial de atención primaria de la salud llamada misión “Barrios Adentro”. En las laderas de los cerros verdes que se asoman al Caribe quedaron pelones de tierra donde erradicaron villas que ahora son barrios.
¿Por qué tantas caras de Chávez en las publicidades? El taxista defiende: “Dicen que Chávez es comunista, pero, ¿dígame que tipo de comunismo es esto con tantas camionetas 4x4 y barrios de millonarios? Lo que pasa es que ahora los pobres tenemos más posibilidades”. El litro de nafta cuesta 12 centavos argentinos.

Tierra de rumba
La palabra clave para la polémica es Chávez. A muchos les recuerda al primer Perón: la comunicación directa con la gente, el personalismo, el estilo militar, el sentido común, el gusto por el poder, las transgresiones y los cambios. Pero hay un toque Caribe en el estilo Chávez, una vocación por la provocación y lo lúdico.
Se dice que los caribeños viven la vida, lejos del estrés y al ritmo de la rumba y la diversión. Ese clima se vive en El Maní, “el último lugar del Caribe donde se escucha salsa tradicional”, según un guía de la noche caraqueña. En las paredes se mezclan fotos del Che Guevara y del equipo nacional de Béisbol de ’75. Cuando se calma la música, los taxistas recogen los restos de los bailarines embebidos en ron. Todavía está ahí changueando el guía caraqueño, con su camioneta 4x4 blindada: “De día soy chofer de los …(este cronista olvidó el apellido de una de las familias más ricas de Venezuela, vendedores de autos Renault). Ellos tienen miedo a los secuestros. En realidad, todos les tienen miedo”.
El tema de la seguridad, como en toda América Latina, está en el tope de la agenda de la opinión pública. Después del secuestro y asesinato de tres hermanos la salió a la calle a reclamar soluciones. Los canales oficiales hablan de crímenes orquestados para desestabilizar al gobierno. Los canales privados (opositores) hablan de ineptitud del gobierno.
Cualquier hipótesis es posible en un país tan polarizado. El poder oficial contra las maniobras de la oposición, formada por una alianza entre prensa privada, empresarios y partidos tradicionales. Pero la peor nota se la lleva la prensa –de los dos bandos- por su permanente falta de compromiso con la opinión pública y la verdad.

Aroma de ron
En Miami, donde la aristocracia de caraqueña tiene su segunda casa, el ron de Venezuela huele a cubano. El lobby anticastrista deplora a Chávez y pide sangre al Departamento de Estado. Del otro lado acusan a Bush de genocida. “No creo que Bush haga algo porque hay mucha interdependencia entre los dos países. Nosotros necesitamos el petróleo venezolano y ellos tienen 3.000 surtidores en Estados Unidos. Lo que sucedes es que en el Departamento de Estado y sus aliados son cubanos-americanos que ven a Venezuela como si fuera Cuba, pero son sólo expresiones aisladas que no tienen mucha trascendencia”, interpreta analista de políticas de seguridad regionales William Godnick.
Incluso, fuentes diplomáticas británicas diagnostican desde Londres que la situación con Venezuela es “manejable”. Posiblemente la confrontación verbal entre los dos países tiene el fin estratégico de consolidar alianzas a nivel regional con impacto en la política doméstica. Sin embargo, en el palacio gubernamental de Miraflores les preocupa una posible crisis en las relaciones y en secreto tientan a posibles mediadores con Estados Unidos.

Lógica de revolución
La biografía “Chávez sin uniforme” escrita por Marcano y Barrera explica que después de sobrevivir al golpe de Estado del 2002, el militar priorizó consolidar su poder interno. Dos años después las encuestas estiman una casi segura reelección. El desafío autoimpuesto es conseguir unos 10 millones de sufragios (casi el 80% de los votos útiles). Por ahora, el parlamento y la mayoría de los gobiernos están en manos de oficialismo.
La palabra clave es populismo. La prensa internacional y muchos analistas hablan de Chávez como un gobernante populista. ¿Qué significará ser populista? Depende de los usos y varía con el tiempo. En general sirve para acusar a un gobernante de engañar con pan y circo a sus electores, sin ocuparse de las decisiones trascendentes. Desde el chavismo, invierten la lógica y sostienen que la lealtad es con el pueblo y que necesitan su respaldo para hacer las transformaciones pendientes en un país que consagraba privilegios para sectores que hoy los defienden con uñas y dientes.
Desde la izquierda moderada, se critica la asimilación del Estado con un hombre y de una lógica de conflicto de clases que no facilita la sostenibilidad de los cambios. Pero hay aspectos que merecen una evaluación reposada de la gestión y que parecen funcionar bien, como el diseño participativo de algunas políticas, el impacto de las misiones como programas sociales de intervención directa del gobierno central en la salud, la educación, la alimentación y la reinserción social.
Al decir de Teodoro Petkoff un histórico líder socialista, primero aliado de Chávez y hoy precandidato presidencial por la oposición, el gobierno es un “ovillo de contradicciones”. No es fácil desenmarañarlo mirando CNN. Hay que vaciar las valijas de prejuicios y tratar de entender al ritmo de rumba y empujado con un poco de ron, esto que muchos venezolanos llaman su revolución.


Chavez omnipresente, Centro de Caracas, Junio del 2006 (Martín Appiolaza)

domingo, 4 de junio de 2006

Elecciones en Perú: Un menú no muy tentador

Por Martín Appiolaza (*), Periodista

Las crisis caprichosas se encargaron de mantener vigentes durante casi 40 años la pregunta que Mario Vargas Llosa proponía en la novela “Conversación en la Catedral”: ¿En que momento se jodió el Perú? Y muchos la seguirán regurgitando hoy, mientras caminen hacia las urnas, o crucen ríos amazónicos para votar, o bajen de las sierras para optar entre candidatos que juran que rescatarán al Perú.

El menú no es muy tentador. Se habla de optar por el mal menor. Pero no hay nada definido porque existe un voto oculto por Ollanta Humala y el hartazgo de la gente aumentará el abstencionismo que hunde a Alan García, por ahora favorito en los sondeos.

No ayudó mucho la campaña electoral levantada a partir de acusaciones de torturas, pactos de impunidad, corrupción de todo tipo, intervenciones publicitarias del presidente venezolano Hugo Chávez, manipulaciones de la información por parte de la prensa y un manojo de maniobras que, según los analistas, benefician a Humala, más asociado a lo nuevo y no a la sucia vieja política.

Así, en la opinión pública se profundizó la desconfianza en las instituciones democráticas de un país que con dificultades se está recuperando de varios tsunamis económicos, políticos y sociales.

Los más cercanos: golpe de Estado y reforma agraria de Velasco Alvarado, hiperinflación y corrupción con Alan García, el terrorismo demencial de Sendero Luminoso -que mató a 60 mil personas-, la dictadura de Fujimori con corrupción, violaciones a los derechos humanos y una crisis económica de yapa.

Intentemos trazar una imaginaria equivalencia con la política argentina: ¿podemos imaginar el futuro y la esperanza de la democracia si tuviéramos compitiendo en segunda vuelta (y con mayorías en el Congreso) a María Estela de Perón y el ex golpista Mohamed Seineldín?

Pero en Perú hay agravantes. Y si no, pensemos qué se podría esperar con esas opciones en un país que tiene más de 70 lenguas oficiales, con una profunda inequidad y desigualdad social, concentración del poder en la capital, con 5 de cada 10 personas pobres, con un Parlamento desacreditado y con una clase dirigente consumida por los fracasos.

Entre la mentira y el mito

En pocas pinceladas, éste es un retrato de una realidad tan compleja que tiene a Vladimiro Montesinos, paradigma de la corrupción y desprecio de la ley durante el gobierno de Alberto Fujimori, acusando desde la cárcel de corrupto a Humala. Al mismo tiempo que los hombres del ex militar (sospechado de violaciones a los derechos humanos y que saltó a la fama por intentar un golpe de Estado contra Fujimori) montan la exhibición pública de e-mails privados para denunciar un pacto de impunidad entre Alan García y el ex presidente prófugo de la justicia.

Y a este ceviche político no le podía faltar el ají: Hugo Chávez hizo campaña por Humala acusando de loco y ladrón a García.

Toledo y la OEA

Mientras, el presidente Alejandro Toledo -que llegó a tener una popularidad del 4 por ciento por sus trapisondas políticas y una compaña de desprestigio que tuvo a medios y opositores como arponeros- pide a la OEA que le tape la boca al venezolano Chávez.

Parábolas del destino: Toledo llegó a presidente en 2001 derrotando a García, a quien hoy apoya indirectamente, como el grueso de los partidos de izquierda democrática, de centro y de derechas.

Desde entonces, Toledo ha sido descalificado usando incluso argumentos racistas: lo han llamado despectivamente “cholo”, expresión para referirse a la gente de origen andino, segregada desde la conquista.

Pero ganó la presidencia apelando al “inkari”, la utopía andina de la redención de los pueblos despojados por el hombre blanco.

Se trata de la Lima pituca que todavía sigue manejando el país, arrinconado contra el Pacífico y mirando de reojo al Perú del litoral, el de la sierra y el de la selva que describió a mediados del siglo pasado Juan Carlos Mariátegui.

¿El mito del inkari está alimentando también el 45% de intención de voto por Humala, que ha levantado banderas de reivindicaciones raciales en su campaña? “No, somos un país mesiánico que busca un papá”.

Con Ollanta juega la imagen de autoridad que tiene como militar. El asunto étnico funciona en un segmento menor muy serrano del sur del país, que es el segmento donde creció Sendero Luminoso.

“Pero para el grueso de los cholos y pobres del país es más importante una autoridad nacionalista desde una perspectiva económica”, opina Zoila Avilés, estratega en comunicación política que ha trabajado para líderes del gobierno y la oposición.

Pero si el triunfo es para Alan García, tendrá una ventaja sobre todos los presidentes que lo siguieron después de su fallido mandato. Alan García es amo y señor del Apra, el único movimiento político nacional y bien estructurado, fundado por Víctor Haya de la Torre en 1924.

En un país con un proceso de descentralización en ciernes y fragmentado social y políticamente, esa es una ventaja. Humala llega en cambio con un partido prestado, formado por todos los que se le fueron arrimando en los últimos meses y donde se puede encontrar todo tipo de intereses revueltos.

¿Y después qué?

Hay dos certezas: habrá un ganador y tendrá muchas dificultades cuando se haga cargo del gobierno. Desde la experiencia política, el diputado y ex jefe de ministros Luis Solari nos dice: “El que gane tendrá la mayoría de votos en las urnas, pero al día siguiente su apoyo social no será mayor a un tercio de la población. Quien presente al electorado un proyecto más organizado tiene la probabilidad de tener un gobierno y un país más ordenado y viable. Al parecer, esta propuesta corresponde al partido aprista del señor García”.

Un país con tantos problemas no da segundas oportunidades, por eso el principal desafío está en la gestión. ¿Cómo sería un eventual gobierno de García, por ahora favorito? “Él viene repitiendo que, en el caso de ganar, lo hará con votos prestados”.

Una gran porción de peruanos lo prefiere como el doctor que ha matado pacientes antes que al chamán que usa brebajes. Y eso no legitima. Por eso, de ganar, la población no le dará los 100 días tradicionales de gracia: deberá mostrar hechos concretos en las primeras semanas”, dice a Los Andes Gustavo Rodríguez, escritor y publicista político.

La agenda de esa primera semana deberá incluir formar un gobierno bien aceptado socialmente y de consenso, sentar posición frente a los temas urticantes como la corrupción asociada con Fujimori, la relación con los otros gobiernos de la región, parecer confiable, temas económicos, definir estrategias para enfrentar la pobreza, un plan de seguridad, poner en caja a los sectores militares y definir su lugar en la relación con los otros países (especialmente con Estados Unidos, con Venezuela y con Chile). Susana Villarán, candidata presidencial del Partido de la Democracia Social, prioriza: “Cualquiera que gane debe respetar la democracia y retomar las reformas de la Justicia, de la Policía y la lucha contra la corrupción, a partir de acuerdos institucionales”. Estas son materias pendientes desde hace mucho tiempo.

Como decía un maestro del periodismo que Mendoza perdió hace poquitas horas, José María Fernández, “los españoles infectamos durante la Conquista a América Latina con las ideas que retardaron las libertades y las igualdades”.

Quizá es una primera respuesta a la pregunta de Vargas Llosa sobre los padecimientos que agobian al Perú y que quizás hoy podrían empezar a resolverse. Sólo quizás.


*) Ex periodista de diario Los Andes, quien han residido durante varios años en Perú entre 2002 y 2005. Actualmente trabaja para varios organismos internacionales en temas de seguridad.