martes, 12 de abril de 2011

Perú en la angustia: cambio democrático o reflujo autoritario

Publicada en El Sol On Line, 8 de abril de 2011


Por Martín Appiolaza* Las encuestas se inclinan hacia Ollanta Humala, un militar nacionalista impulsado por la izquierda. Del otro lado hay un abanico de centro derecha.


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La niebla entra a Lima en abril y se queda hasta fines de la primavera. Es una niebla espesa que se estaciona unos metros arriba de la ciudad. El sol tropical se vuelve una luz débil que alumbra los barrios más cercanos al mar. Los distritos pitucos de San Isidro, Miraflores, Magdalena, Surco, San Borja quedan impregnados por el frío húmedo. Este año tienen miedo a que esa niebla no se vaya, que la oscuridad de un nuevo gobierno autoritario se despliegue sobre todo el Perú.

Diez años de democracia es muy poco tiempo. Se mantiene fresco el recuerdo de la dictadura de Alberto Fijimori y Vladimiro Montesinos. El autogolpe para cerrar el parlamento y avanzar con las medidas neoliberales. La infinita corrupción. Los grupos de exterminio. Las matanzas y abusos de las fuerzas de seguridad contra su propia comunidad. Las alrededor de 60 mil víctimas de la represión contra Sendero Luminoso y su violencia inaudita. Un día, acosado por las denuncias y la oposición, el presidente se fue del país. Lo trajeron años después, extraditado, para juzgarlo y meterlo preso junto con sus colaboradores.

Pero no todos piensan que el "Chino" Fujimori fue un tirano y un ladronzuelo con ambiciones desmedidas. Algunos dicen que el golpe contra el Congreso fue necesario, que las violaciones a los derechos humanos fueron excesos y que las medidas económicas de ajuste fueron provechosas. Al menos, un 20 por ciento lo hace explícito al adelantar su voto: Keiko Fujimori, la hija del criminal, está segunda en intención de voto.

lunes, 14 de marzo de 2011

Diálogo entre expertos: “La pelea política en seguridad es por adueñarse de las víctimas del delito”

Publicada en diario mdzol.com, 14 de marzo de 2011


La especialista Lucía Dammert pone en duda el aporte de los foros comunitarios de seguridad. Dice que hay consensos amplios respecto a la prevención del delito, que hay una confluencia en el centro político. Para ella las policías son menos corporativas  y que la municipalización de las políticas ha favorecido al populismo penal.


Por Martín Appiolaza, director del Centro de Estudios de Seguridad Urbana (UNCuyo)
“Hemos estado muchos años diciendo que los gobiernos locales tienen mucho para hacer en seguridad… Tengo la sensación que lo que conviene con los municipios es que retomen la agenda de calidad de vida urbana. El intendente debe enfrentar el tema de la seguridad sin decir que se ocupa de la seguridad”. La frase representa una revisión profunda de lo que se viene haciendo en los últimos años en muchos países. Lo dijo Lucía Dammert, doctora en sociología y una de las personas más influyentes en las políticas de seguridad que se implementan en América Latina desde hace varios años.
En la última década muchas cosas han cambiado en la región. Una ola de gobiernos progresistas, el debilitamiento de las políticas neoliberales, las mejoras en indicadores sociales, el crecimiento del crimen organizado, las crisis de las instituciones tradicionales de seguridad, el populismo penal y el auge de recetas para abordar el delito. El tema propuesto para la entrevista fue analizar los nuevos aires.
Dammert es peruana, estudió estudió sociología en Mendoza y es asesora de confianza del Secretario general de la OEA, de organismos de Naciones Unidas, de ministros en varios países y de Alejandro Toledo, candidato favorito para presidir el Perú. Ha construido su prestigio investigando y participando en el diseño de políticas en América Latina. Publicó una docena de libros. Coordinó el programa de Seguridad y Ciudadanía de la Flacso Chile hasta el año pasado y ahora dirige el Consorcio Global para la Transformación de la Seguridad. Estuvo en Mendoza disertando en el Diplomado de Seguridad Democrática que se dicta en la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Nacional de Cuyo.

Appiolaza
- ¿Qué cambios hay en las políticas de seguridad en América Latina durante los últimos 10 años?
- Hay cambios importantes. Hay un avance significativo en la forma de entender y narrar el problema de la inseguridad. Las vinculaciones de fenómeno y las respuestas. Pero todavía hay un divorcio enorme entre lo que se dice y lo que se hace. Hemos avanzado en la parte narrativa y logrado que las policías al igual que todos los actores del sistema de seguridad tengan un diagnóstico más o menos parecido de la situación.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Jóvenes, política y militancia: el futuro llegó hace rato

Publicada en Diario El Sol, 9 de marzo de 2011


Por Martín Appiolaza Esos jóvenes que preocupan son nuestros hijos. Nacieron durante la democracia que nos alborotó. Tuvimos la oportunidad de elegir en qué tipo de país crecían.



Nos llegó la adolescencia en los mismos días que recuperamos la democracia. Los padres decían que no nos metiéramos. Todavía tenían miedos. Pero en esos tiempos de euforia, los miedos sólo servían para desafiarlos. La política había sido un juego prohibido, un cuchicheo en la cocina. Pero nosotros nos sentíamos lo nuevo, los jóvenes de la democracia dispuestos a desafiar los resabios de la dictadura. Hablábamos de política como poseídos por la euforia orgásmica de la primera vez. Discutíamos. Lo social nos embargaba. Salíamos a la calle armados con palabras, confiando en que la verdad no se negocia y que los derechos son de todos.

Los había radicales y peronistas, socialistas y comunistas. Algunos heredaban las identidades políticas de la generación diezmada de los '70. Otros se lanzaban a sus propias búsquedas. Las calles se llenaban. Los locales partidarios se llenaban. Los recitales se llenaban. Las paredes debatían consignas. En la cancha coreaban las melodías de la música de "protesta". El rock fue un sobreviviente vigoroso del apagón cultural. Silvio y Pablo en Mendoza. El Americanto.

jueves, 24 de febrero de 2011

La seguridad interior y la venita tapada del general

Por qué hay que distinguir seguridad interior de seguridad nacional. Estados Unidos, Argentina y el avión de la discordia.
Por Martín Appiolaza, publicado en Diario El Sol, 24 de febrero de 2010

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América Latina termina en el Río Bravo. Ahora es un río seco por culpa de un arreglo espurio que desvió el agua hacia Texas y secó los campos mexicanos. Se podría cruzar caminando desde Ciudad Juárez hasta El Paso, si no fuera por las vallas, las rejas, las patrullas de fronteras, las cámaras de vigilancia. El Paso es una muestra del urbanismo del pánico que sufren las ciudades fronterizas de Estados Unidos. La amenaza está del otro lado del río, en América Latina.
En El Paso funciona un Centro de Inteligencia. Dicen que monitorea las comunicaciones y movimientos que hay en el lado mexicano de la frontera. Y también el segundo mayor regimiento de defensa aérea con artillería y misiles: Fort Bliss. Durante muchos años los soldaditos norteamericanos se cruzaban a Juárez para animar los prostíbulos, aprovechar el alcohol y las drogas. Estos servicios le dieron ganancias al Cártel de Juárez. Pero ya no cruzan. Miran desde lejos, con temor, pinchan teléfonos, monitorean todo lo que se mueve.

Su doctrina de seguridad sostiene que la amenaza está ahí, del otro lado. Puede ser el fanatismo islámico, el crimen organizado, grupos revolucionarios, pandillas, migrantes hambrientos. La nación está amenazada y las fuerzas armadas tienen que protegerla. En el 2005, el General Bantz Craddock, máxima autoridad del Comando Sur de Estados Unidos dijo ante el Congreso de su país que las pandillas de América Latina son una de las amenazas externas al "modo de vida" estadounidense. Podría haber sido el efecto momentáneo de una venita tapada, pero luego lo repitió la Secretaria de Estado y está publicado en manuales doctrinarios para militares.

Las pandillas o maras que tanto asustan, nacieron dentro de Estados Unidos en los años '80 y '90. Son un producto del racismo, la desocupación, la exclusión social y el narcotráfico en ciudades como Los Angeles o Nueva York. Tuvieron una génesis similar al de los grupos de gángster que durante los años '30 asolaron Chicago, pero que luego encontraron refugio en los partidos políticos, blanqueando negocios y aportando parlamentarios famosos. La persecución racial y política durante las décadas posteriores también facilitó la formación de las grandes pandillas de jóvenes norteamericanos que se sumaron a los reclamos de igualdad social. Es decir, esta amenaza externa que tanto asusta no es más que la proyección de los problemas que tiene el agónico capitalismo post industrial norteamericano para mantener pacificada una sociedad de desigualdades, inusual violencia, descomposición moral y agobiada por la corrupción estructural.